Santillana del Mar ha sido la localidad elegida para instalarse por
Morán explica que se ha optado por Cantabria para asentar la asociación debido a que el bisonte europeo («no confundir con el búfalo americano que es otra especie que no corre peligro de desaparecer») porque aquí no necesita presentación: «se vive con él desde hace 12.000 años (en referencia al bisonte de Altamira) y su imagen aparece en numerosos logotipos de la vida diaria».
Por este motivo, la organización -que cuenta con una veintena de socios- tiene como sede el hotel casona Palación de Toñanes, propiedad de los hosteleros Javier y José Luis Calvo, dueños también del Hotel Altamira en Santillana del Mar.
El grupo está dando actualmente los primeros pasos para difundir su existencia, por un lado, y también está en contacto con el Gobierno cántabro. Se ha solicitado ya un encuentro con Miguel Ángel Revilla, a quien quieren exponer las posibilidades de la especie y su recuperación en Cantabria. Y se ha expuesto ante responsables de
Numerosos valores
El bisonte europeo es, además, «importante como generador de empleo y turismo, ideal para la conservación del patrimonio natural y los paisajes y, además, tiene valor cinegético y como productor de carne», afirma Fernando Morán. En su contra poco puede señalar: «no es peligroso porque no hace aprecio al hombre. De hecho, éste es uno de los motivos por los que estuvo a punto de extinguirse hace un siglo». Sólo se ha logrado que llegue hasta 2009 gracias a que fue el primer animal que tuvo en Europa fondos destinados a su conservación.
El veterinario, que lleva tres años estudiando la especie, asegura que la asociación tienen muchas ideas, todas incluidas dentro del plan estratégico de conservación de la especie que ya se están impulsando en otros puntos de Europa, con buenos resultados. «Queremos promover nuevos estudios y movernos dentro del plan nacional de conservación».
Centros de cría
Otra meta es conseguir nuevos centros de cría en España, para lo cual Cantabria sería una de las primeras candidatas. Finalmente, se aspira a testar al animal como «gestor de territorios. Por la gran actividad que desarrolla todo el día es un gran transformador de zonas abandonadas. Es un instrumento excelente para recuperar hábitats y no hay que cuidarle: es una máquina de comer y su aprovechamiento, un éxito».
Pero poner en marcha una iniciativa de estas características exigiría «una legislación específica». De todas estas cuestiones, y de un plan «fuerte» de conservación, se espera poder avanzar con el Gobierno cántabro.
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