jueves, 13 de agosto de 2009

La Obra Social de Caja Cantabria, Premio Cantabria Nuestra 2009


La Academia Cántabra de Gastronomía, la Asociación del Traje Regional y Jesús García Preciado, también distinguidos


La Obra Social de Caja Cantabria recibirá en septiembre el premio Cantabria Nuestra 2009 como reconocimiento a la labor de restauración realizada en el Palacio Barreda-Peredo de Santillana del Mar, propiedad de la entidad.


También se ha distinguido a la Academia Cántabra de Gastronomía, la Asociación del Traje Regional de Cantabria y al escritor Jesús García Preciado, a los que se han concedido diplomas. La Junta Directiva de Cantabria Nuestra acordó conceder el premio este año a la Obra Social de Caja Cantabria por el exhaustivo trabajo de conservación acometido en un bien «importante» del patrimonio cultural cántabro como es el edificio situado en Santillana del Mar.


Por su parte, el diploma a la Academia Cántabra de Gastronomía reconoce su «larga y entusiasta» tarea para recuperar las señas de identidad de la gastronomía tradicional de Cantabria y para desarrollar al mismo tiempo nuevas presentaciones en línea con la cocina contemporánea. Se reconoce también con diplomas a la Asociación del Traje Regional de Cantabria, por la promoción del uso de los trajes regionales «en sus manifestaciones más auténticas»; y al escritor Jesús García Preciado, por la «intensa y fructífera» labor desarrollada en la recuperación y conservación del patrimonio oral tradicional de Cantabria. Los premios se entregarán el próximo 9 de septiembre en una gala que se celebrarán en el hotel Silken de Santander.


Usos públicos


La Obra Social, tras invertir dos millones de euros y año y medio en los trabajos de restauración del histórico inmueble de Santillana del Mar, anunciaba que destinará sus espacios a usos públicos. El edificio es una singular construcción del siglo XVIII que hace una década fue recuperada por Caja Cantabria para el patrimonio público de la villa.


En el edifico se ha realizado una labor de rehabilitación integral abordada durante cerca de año y medio que ha combinado lo artesanal con lo arquitectónico, tras readaptar los espacios de la que fuera una vivienda. Las obras han permitido recuperar 400 metros cuadrados de bajocubierta que se aprovecharán ahora para albergar futuros usos públicos.


Fuente: El Diario Montañés


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