jueves, 17 de septiembre de 2009

Romería de las de siempre


Cohicillos encarna la fiesta de la montaña por excelencia, las tradicionales romerías de 'prao'


Desde que el hombre es ganadero celebra romerías de 'prao', y hoy, la más auténtica, la seña de identidad de esas romerías, se celebra en Cohicillos, en Cartes. Anterior a la ermita, datada en el siglo X, es una fiesta que se cristianiza pero tiene orígenes anteriores, paganos, ligada a los frutos de la tierra y a la bajada del ganado de los montes en estas fechas del año. Se reunían los ganaderos, pastores y los vecinos y celebraban estas fiestas. Por eso ya antes del siglo X se tiene constancia de ese tipo de reuniones que después se repetirán bajo la advocación de San Cipriano, como protector del ganado.


En cuanto al lugar, bien se puede decir que la pradera de San Cipriano, en la era cristiana, es un sitio consagrado a la unión sagrada entre el concejo de Cohicillos y el Santo, para obtener así el favor de la divina protección. El hecho de que la fiesta esté ligada a los frutos de la tierra queda patente desde la Edad Media, época en la que era costumbre en la comarca 'subir la cuba al Santo' con alimentos y bebidas que se ofrecían al patrono, antecedente de las peregrinaciones romeras que hoy se celebran.


Con tiempos de mayor confluencia de peregrinos, tiempos de menos, e incluso alguna época en la que no pudo celebrarse, es a mediados del siglo XX cuando comienza la ascensión imparable de la romería montañesa de San Cipriano, pasando de ser una fiesta local a tener un carácter mucho más regional, e incluso, en los últimos años, con calado nacional, como demuestran los esfuerzos de instituciones y vecinos por verla declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, algo que pronto será una realidad, posiblemente el año próximo. De momento, este año se celebrará aún como Fiesta de Interés Turístico Regional.


Romería montañesa


La romería en honor de San Cipriano, patrono de Cartes, se realiza cada 16 de septiembre, con los romeros ataviados según la vieja usanza, vistiendo blusón y calzando albarcas de madera de tres patas, calzado protagonista del día anterior, la jornada de hoy, martes. En la procesión, los peregrinos recorren los 10 kilómetros entre los Torreones de Cartes, punto de partida, y la ermita de la pradera, en el alto de San Cipriano.


El respeto a la tradición no solo marca de vestido y calzado tradicional la fiesta. Aún hoy se pueden ver carretas tiradas por bueyes y los burros, que a ratos se convierten en auténticos protagonistas. Desde este año también los balcones, que siempre pusieron sabor y saber en la fiesta. Y por descontado, la música, a ritmo de pito y tambor, y los bailes de la tierra. La parada en Riocorvo es obligada para beber en la fuente reparadora, aunque después será el vino el que de el último empujón.


Y, como no, la vara de avellano, imprescindible para ensartar las no menos famosas rosquillas. El regreso, como buenamente se puede. Algunos a pie, otros andando. Que el coche mejor dejarlo en el valle atendiendo a las indicaciones de los muchos voluntarios de distintas agrupaciones de Protección Civil que, junto a Guardia Civil y Policía Local de Cartes, pondrán el empeño habitual (bien saldado siempre) para que todo salga como manda la tradición.


Fuente: El Diario Montañés


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